Jesus dijo a Beata Alejandrina de Balasar (1904-1955) acerca de los Sagrarios:
"Vaya a mis Sagrarios. Viva allí. Allí viene la fuerza para todo. Ámame mucho. Piense sólo en mí. Venga a mis Sagrarios. Venga a mi escuela. Aprenda con su Jesús. Yo siempre quiero encontrarla pidiendo por los pecadores en mis Sagrarios. Ameme mucho. Yo le doy mis Sagrarios y los pecadores. Vaya a mis Sagrarios. Allá, la soledad se practica desde hace años, desde hace siglos... Quédase conmigo y permanezca en silencio. Confíe en mí. No me dejes, hija mía, ni siquiera por un momento a solas en mi Eucaristía. Estos momentos de adoración son de gran alegría y consuelo para mí. Que sea muy predicada y propagada la devoción a los Sagrarios, ya que durante días y días, las personas no me visitan. Ellos no me aman y no me consuelan. Ellos no creen que vivo allí. Quiero encendida en las almas esta devoción por estas Prisiones de amor, no sólo en aquellos que ya me aman, pero en todos. En todo el trabajo, ustedes pueden consolarme. Hay tantas personas que, a pesar de entrar en la Iglesia, ni siquiera me saludan y no se detienen un momento para adorarme. Quiero guardias fieles ante el Sagrario! Otros creen, pero no me aman y no me visitan. Viven como si yo no estuviese allí! Yo le elegí para me hacer compañía en estos pequeños Refugios. ¡Muchos son tan simples! Pero dentro de ellos, está la riqueza! Hay la riqueza del Cielo y de la Tierra! No me dejes solo. ¡Tenga piedad de mí! La Eucaristía es la Pasión recordada. Quiero almas, muchas almas verdaderamente eucaristicas. El Sagrario, el Sagrario... Oh, si el Sagrario fuese bien entendido... El Sagrario es vida. El Sagrario es amor. El Sagrario es alegría y paz. El Sagrario es despreciado. ¡El Jesús del Sagrario no es entendido..."