Hasselt, Bélgica, 1317: Un sacerdote de Viversel fue llevar la Comunión a uno enfermo. Una persona de la casa tocó la Hostia por la curiosidad y ella sangró. El obispo pidió para llevar al convento cisterciense de Herkenrode. Cuando el sacerdote llegó al convento, se fue al Tabernáculo con las hermanas presentes para guardar la Hostia. Cuando el sacerdote abrió el Copón, él y todos los presentes tuvieron la misma visión de Jesús Coronado de espinas.