Em La Salette, la Virgen tenía un Crucifijo y el Cristo de color natural, resplandeciente, cerca de un extremo de la Cruz había un martillo y del otro unas tenazas. Nuestra Señora dijo: "Si mi pueblo no quiere someterse estoy forzada a dejar libre la Mano de mi Hijo. Es tan grave y pesada que no puedo retenerla más. ¡Hace cuánto tiempo que sufro por vosotros! Si quiero que mi Hijo no os abandone, debo rogarle sin pausa. Y en cuanto a vosotros, no hacéis caso. Por más que roguéis, por más que hagáis, jamás podréis recompensar la pena que me he tomado por vosotros.”