martes, 23 de febrero de 2016

Bellisima reflexión acerca de Cuaresma

Vicka Ivankovic dijo en Medjugorje:

“A menudo vemos la Cuaresma como un tiempo en el que hacemos sacrificios y practicamos el negarnos a nosotros mismos renunciando al café, el alcohol, los chocolates, los cigarrillos, la TV o cualquier otra cosa a la que estemos muy apegados. Pero debemos renunciar a esas cosas por amor a Jesús y a María, y cuidar de no hacerlo para nuestra propia gloria. Muchas veces esperamos a que llegue el final de los cuarenta días, sólo para volver a tomar, ver la TV, etc. ¡Esta no es la forma correcta de vivir la Cuaresma! “Y en efecto, la Virgen nos pide sacrificios, pero lo hace todo el tiempo, no sólo durante la Cuaresma. En este tiempo debemos ofrecer a Dios todos nuestros deseos, nuestras cruces, nuestras enfermedades y sufrimientos, a fin de que podamos caminar con Jesús, caminar con El hacia el Calvario. Debemos tomar a pecho ayudar a Jesús a cargar Su Cruz, porque El la carga por todos nosotros. Y debemos hacerlo preguntándole a El: ‘Señor, cómo puedo ayudarte? Qué puedo ofrecerte?’ No quiero decir con esto que El no pueda cargar Su Cruz, pero cuando nosotros nos unimos a El de corazón, entonces se convierte en algo hermoso. Y es que ya no me vuelvo a El sólo cuando lo necesito, sino que camino con El cuando El más me necesita, durante Su sufrimiento por nosotros. “Muchas veces, cuando tenemos una cruz que podríamos ofrecerle, en vez de ello oramos así: ‘Señor, por favor, quita esta cruz de mis hombros, está pesada, no puedo llevarla. Por qué me das esta cruz a mí y no a alguien más?’ ¡No! ¡Esta no es la manera correcta de orar! La Virgen dice que más bien debiéramos decirle: ‘Señor, gracias por esta cruz, gracias por este gran don que Tú me estás dando!’ Son muy pocas las personas que entienden el gran valor de la cruz y el gran valor que tiene el don de nuestras cruces cuando las ofrecemos a Jesús. ¡Podemos aprender tanto a través del don de una cruz! En este tiempo de Cuaresma, debemos entender con el corazón cuánto nos ama Jesús a cada uno y debemos caminar a Su lado con gran amor. Debemos tratar de estar unidos a El en Su pasión. Este es el sacrificio que se espera de nosotros. Caminemos así y entonces, cuando llegue el día de Pascua de Resurrección, no consideraremos la Resurrección desde afuera, sino que habremos resucitado con Jesús, porque seremos libres desde nuestro interior, libres de nosotros mismos y de todas nuestras ataduras. ¿Acaso no es esto hermoso? ¡Seremos capaces de vivir el amor de Jesús y Su Resurrección en nuestro interior! Cada cruz tiene una razón de ser. Dios nunca nos envía una cruz sin algún motivo, sin un significado, y El sabe cuando habrá quitarnos esa cruz. En tiempos de sufrimiento, demos gracias a Jesús por este don y digámosle: ‘Si tienes otro regalo para mí, estoy dispuesto. Pero ahora suplico tu fortaleza, para tener el valor de cargar mi cruz y seguir adelante Contigo, Señor.’ Recuerdo cómo la Gospa me habló del sufrimiento cuando dijo: ‘¡Si supieran qué grande es el valor del sufrimiento!’ Esto es realmente una gran cosa. Al final, pues, todo depende de nosotros, de si estamos dispuestos a ello o no. Todo depende de nuestro Sí a Jesús. Aprenderlo nos tomará la vida entera y seguir adelante. Cada mañana, cuando despertamos, podemos iniciar nuestro día con Dios. La Virgen no nos pide que oremos todo el día, sino que pongamos la oración en primer lugar, que le demos a Dios el primer lugar y luego realicemos nuestras tareas y continuemos con todos los aspectos de nuestra vida, visitar enfermos, etc. “Cuando hacemos una obra de caridad sin amor, ésta no tiene valor. De igual modo, si oramos y no actuamos de manera caritativa, tampoco tiene valor nuestra oración. Ambas cosas, oración y caridad, van siempre unidas. Y así, paso a paso, es como avanzamos.” 

Fuente: www.childrenofmedjugorje.com