sábado, 1 de septiembre de 2012

Flagelación de Jesús

Jesús dice a Josefa Menendez: 

“Miradme, almas tan amadas de mi Corazón, dejándome conducir con la mansedumbre de un cordero al terrible y afrentoso suplicio de la flagelación. Sobre mi Cuerpo ya cubierto de golpes y agobiado del cansancio, los verdugos descargan cruelmente con cuerdas embreadas y con varas, terribles azotes. Y es tanta la violencia con que me hieren, que no quedó en mí un solo hueso que no fuese quebrantado por el más terrible dolor. La fuerza de los golpes me produjo innumerables heridasm Las varas arrancaban pedazos de Piel y Carne Divina, La Sangre brotaba de todos los miembros de mi Cuerpo, que estaba en tal estado, que más parecía monstruo que hombre.”